A-B2 Microcuento: Privilegios, una historia en la Universidad de Salamanca

Te ofrecemos un cuento corto de la antología SecRetos. Publicada por el grupo de escritores Viernes 13. El texto está adaptado e incluye unas preguntas.

Privilegios

Sentía cansancio y emoción cuando cruzó la puerta de la residencia colegio mayor del Arzobispo Fonseca, donde vivía durante su etapa de estudiante en la universidad de Salamanca. Las cuatro horas lectivas habían sido agotadoras pero gratificantes. Era maravilloso asistir a las clases de aquel catedrático ciego, Francisco de Salinas. Después había ido a la catedral para escucharle tocar el órgano y se preguntaba si algún día sería capaz de hacerlo de manera tan virtuosa como él.
Estaba tan distraída que tropezó con el pozo que se situaba en el centro del patio y por poco no cayó dentro. Soltó un grito por sorpresa. Miró a izquierda y derecha. Por fortuna no había nadie. El resto de estudiantes estaría ya buscando una taberna donde emborracharse o una chica con la que meterse en la cama. Suspiró con alivio y se quedó allí unos minutos, disfrutando del bello patio renacentista.
Llegó a su habitación y cerró con llave. Encendió una vela y mientras se quitaba su disfraz tarareó la melodía que el maestro había interpretado. Las capas de ropa, amplias para que nadie notara su figura femenina, se amontonaban sus pies. El agua de la palangana descubrió de nuevo su piel suave y delicada. Por último, retiró con cuidado la tela apretada para ocultar el pecho. Se permitió mirarse durante unos instantes antes de sentarse en su escritorio. Tenía mucho trabajo: dedicaría toda la noche a escribir la partitura de la canción del maestro.

(Nota: Aunque hubo notables excepciones como Luisa (Lucía) de Medrano y Beatriz Galindo, más conocida como La Latina, las mujeres tuvieron prohibido el acceso a la universidad hasta bien entrado el siglo XIX)